Estreno en el Alvear: con adaptación de Eduardo Rovner y
dirección de Claudio Hochman
La Nona canta y baila
El personaje que tanto éxito tuvo en cine y en teatro vuelve
en una comedia musical
Una de las obras del teatro argentino más representadas en
el mundo es, sin lugar a dudas, "La Nona", de Roberto
"Tito" Cossa. Estrenada en 1977 en el teatro Lasalle, con Ulises
Dumont en el rol protagónico y dirección de Carlos Gorostiza (un año después
fue llevada al cine con dirección de Héctor Olivera), la pieza desde entonces
ha hecho un recorrido más que significativo, si se piensa que se representó,
entre otros países, en Bélgica, Italia, España, Francia, Israel, Turquía,
Eslovenia, Inglaterra, Armenia, Estados Unidos y en casi todo el continente
latinoamericano.
En Buenos Aires, la última versión estuvo protagonizada por
Diana Maggi en el Teatro de la Ribera, a fines de los años 80, con dirección de
Mario Rolla.
El próximo 6 de julio "La Nona" se repondrá en el
Teatro Presidente Alvear, pero en una versión musical que realizaron Eduardo
Rovner, en la adaptación, y Ernesto Acher, en la música. Será protagonizada por
Hugo Arana y la dirección es responsabilidad de Claudio Hochman.
Un poco de historia
A comienzos de la década del 70, Roberto Cossa integraba un
grupo creativo junto a Carlos Somigliana, Ricardo Talesnik y Germán Rozenmacher
(al que luego se agregó Ricardo Halac). Canal 9 les propuso escribir una serie de
programas de ficción que tendrían como protagonista a Pepe Soriano. Uno de los
textos que apareció fue el de "La Nona", pero -como recuerda Cossa-
"el fragmento que sería la primera parte de la que después fue la obra de
teatro". En ese canal, el proyecto se pospuso y en el verano de 1974 pasó
a Canal 13, donde finalmente pudo concretarse. El ciclo se llamó
"Historias del mediopelo".
"Fue un texto que siempre me siguió rondando -dice el
autor- y lo retomé en 1976. Después del golpe yo dejé el periodismo. Tenía que
resolver qué hacía con mi vida, si me iba del país o no, y en eso armamos un
grupo con Carlos Gorostiza, Leandro Ragucci, Carlos Somigliana y René Aure. Yo
tenía este libro y mi esposa, Marta (Degracia), siempre decía que ahí había una
obra de teatro. En agosto del 77 la estrenamos. Y fue un gran éxito."
Para muchos espectadores, en aquel momento, el personaje de
"La Nona" simbolizaba a la dictadura militar. Esa anciana que pedía
comida y más comida, que devoraba todo lo que encontraba a su paso y hasta
termina destruyendo y matando a su familia no podía encontrar otra
correspondencia.
"Yo debo ser justo con la verdad -aclara Cossa-. La
escribí como personaje dramático, partiendo de la imagen de ese personaje que
tenía mucho que ver con la historia del grotesco argentino y, en un sentido,
también con mi propia familia, con mi abuelo italiano, que hablaba cocoliche y
que en realidad era muy distinto de La Nona porque era un gran trabajador. La
segunda parte de la obra la escribí en 1976 y ahí está toda la historia de las
muertes, la violencia, la tragedia que apareció en el país; pero fue
espontáneo, no fue premeditado. La prueba está en que cuando se empezó a
ensayar los actores y Gorostiza me preguntaban: ¿Qué es "La Nona"?, y
yo decía: un personaje. El grupo llegó a la conclusión de que "La
Nona" es aquello que nos destruye por dentro. Que cada uno elija qué
es." Y tanto es así, que, por ejemplo, la versión que se estrenó en 1988,
en la Ribera, no daba más que para pensar que "La Nona" era la gran
inflación que por entonces abrumaba la realidad de los argentinos.
A mediados de los años 90 el texto se representó en el
Teatro de la Colina, de París, Francia, fue interpretado por Jean-Claude
Dreyfus con dirección de Jorge Lavelli. El crítico de Le Monde realizó entonces
un análisis totalmente lineal de la obra. Y cerró su artículo diciendo que esa
anciana, finalmente, sería llevada por el Servicio Social a un asilo.
Ernesto Acher es el gran ideólogo de la versión musical de
"La Nona", un proyecto que lleva cuatro años y que sólo ahora puede
concretarse. El músico estaba interesado en realizar una comedia musical sobre
un texto previo como las grandes comedias ("Mi bella dama" o
"West side story") y sintió que "La Nona" era una de las
piezas más representativas del teatro argentino. "Cuando me puse a leerla
-cuenta-, las canciones salían solas. Hablé con Tito Cossa para ver si me
aprobaba la idea, dijo que sí y me propuso a Eduardo Rovner como adaptador,
porque decía que él no tenía la suficiente distancia como para recrearla."
"La obra -aclara Rovner- tiene unos excesos permanentes
que son muy aptos para ser realzados con música. Escenas como la de la Nona
comiendo y exigiendo más comida y todos a su alrededor tratando de
satisfacerla, o las propuestas alocadas de Chicho (el nieto) para sacársela de
encima, que van desde llevarla a hacer la calle hasta forzarla a trabajar e
incluso intentar matarla, te llevan a musicalizarlas. Escribimos al comienzo
cerca de 35 canciones que luego debimos ir suprimiendo -quedaron 25,
aproximadamente- . "La Nona" tiene una partitura musical escondida
que fuimos descubriendo en el proceso de trabajo."
Por su parte, Acher reconoce que trató "de poner en
música el espíritu, los distintos climas, los sabores que tiene la obra. Es el
máximo ejemplo de grotesco del teatro argentino que conozco -explica- y trato
de que la música acompañe eso. No construí números musicales sino situaciones
continuas. En general, en las comedias conocidas la acción en algún momento se
para, se canta y luego se sigue. Aquí no es así, a tal punto que si sacás la
partitura la acción no se entiende".
Un personaje representativo
Ernesto Acher define a la Nona como un "personaje
arquetípico", en tanto que Rovner lo ubica como "un verdadero
clásico". Y éstos son algunos de los obstáculos que debe sortear Hugo Arana
a la hora de recrearlo.
El actor vuelve a conectarse con un texto de Roberto Cossa.
Su trabajo anterior en teatro fue "El saludador", del mismo
dramaturgo. Pero en este caso asoma una dificultad. "Es un personaje muy
singular -dice Arana-, en muchos aspectos me encuentro con cosas nuevas que
tienen que ver con el tema de la actuación. Es un personaje muy solitario, con
un mundo muy propio, dentro de una familia. Las interrelaciones de los otros
personajes transitan por cierto realismo. La Nona está inserta ahí de una
manera particular, tiene poco contacto con los
demás, su relación es con la comida. Uno como actor está
entrenado para conectarse con el otro. ¿Cuál es esa vida propia? ¿Cuál es el yo
del personaje? ¿Cuál es su identidad?"
El otro tema se relaciona con la construcción del personaje
desde un travestismo también singular. La Nona no sólo es un hombre que
construye a una abuelita de cien años. Por el contrario, el intérprete debe dar
señales de que es un hombre el que está interpretando una conducta tan terrible
como la de esa mujer.
-En algún momento "La Nona" simbolizó la
dictadura; en otros, la inflación. ¿A qué refiere ese personaje hoy?
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