La argumentación consiste en defender una idea u opinión alegando una serie de razones que la apoyan. El propósito de la argumentación es convencer a alguien de la validez de una idea o persuadirlo para que adopte un determinado comportamiento. De ahí que en la argumentación sea posible distinguir dos dimensiones: una lógica, en la medida en que se aportan razones, y otra práctica, por cuanto la finalidad última es lograr la adhesión del receptor.
La argumentación tiene una gran importancia en la vida social; a ella acudimos continuamente para justificar nuestro comportamiento o influir en el de los demás.
Veamos un ejemplo de argumentación:
La violencia es una conducta aprendida y nuestra cultura es una eficiente maestra. Un dato espeluznante: en más del 15 % de los vídeos musicales dirigidos a niños y adolescentes aparecen imágenes de niños armados.
Las escenas violentas que el niño ve por televisión «legitiman» la violencia del entorno.
José Antonio Marina
Elementos comunicativos de la argumentación
La argumentación se produce en una situación de comunicación peculiar, en la que hay que tener en cuenta tres elementos: el emisor, el destinatario y el modo de comunicación.
El emisor es la persona que lleva a cabo la argumentación. En ocasiones, el emisor permanece en el anonimato; es lo que ocurre, por ejemplo, en la mayoría de los anuncios publicitarios. La naturaleza del emisor, su prestigio o su descrédito, es un factor que añade o resta fuerza a la argumentación. El emisor se debe expresar de manera sencilla, ordenada y adaptada a las circunstancias en que se encuentra. El emisor tiene que exponer sus argumentos basándose en su experiencia personal y en la opinión de especialistas, intentando ser siempre objetivo.
El destinatario es la persona o grupo de personas a las que va dirigida la argumentación. El destinatario puede ser individual o colectivo, concreto (una persona conocida por el emisor) o genérico (un conjunto potencial de receptores a los que el emisor no conoce).
El modo de comunicación afecta a cuestiones como el carácter público o privado de la argumentación, la presencia o ausencia física del destinatario, la posibilidad de réplica por parte de este, etc.
La argumentación será eficaz en la medida en que el emisor consiga que el destinatario adopte el punto de vista defendido o bien modifique su comportamiento en el sentido deseado. Para ello, el emisor habrá de tener en cuenta tanto las características del destinatario como los factores relacionados con el modo de comunicación.
Los argumentos
La opinión que se sustenta recibe el nombre de tesis y las razones que se alegan en su defensa se denominan argumentos.
Para que la argumentación resulte eficaz, el emisor debe tener presentes las características y creencias de las personas a las que se dirige; solo así podrá conocer a qué argumentos son más sensibles. Además, estos deben estar relacionados con la tesis o proposición, de tal modo, que la aceptación de los argumentos conduzca a una aceptación de la tesis.
En las argumentaciones es frecuente que el emisor se manifieste en su propio texto (mediante el uso de la primera persona, por ejemplo) y que se refiera directamente al destinatario con el fin de implicarle en el discurso.
No obstante, a veces el emisor prefiere dar a su argumentación una apariencia de objetividad y construye su texto en tercera persona.
Los argumentos se apoyan en unos valores, creencias o premisas que se suponen que son aceptados por la mayor parte de los miembros de la comunidad. Tales premisas compartidas reciben el nombre de tópicos y permiten clasificar los argumentos de acuerdo con su contenido.
Entre los argumentos basados en tópicos, se encuentran los siguientes:
El argumento de la mayoría se basa en el tópico de la cantidad («Lo mayor o más numeroso es preferible a lo menor o menos numeroso»). Por ejemplo: La película ha tenido más de dos millones de espectadores, así que debe de ser muy buena.
El argumento de utilidad se basa en el tópico de lo útil («Lo útil es preferible a lo que no lo es»). Por ejemplo: Ayudar a los pueblos de África nos beneficiará a todos.
El argumento ético se basa en el tópico de la moralidad («Lo moral es preferible a lo inmoral»). Por ejemplo: Señores miembros y responsables de Europa, es a su solidaridad y a su bondad a las que gritamos por el socorro de nuestro pueblo.
El argumento hedonista se basa en el tópico del placer («Lo placentero es preferible a lo desagradable»). Por ejemplo: Playa Palmeras: el paraíso en la Tierra.
No todos los argumentos tienen el mismo poder de convicción. La fuerza persuasiva de un argumento depende de su consistencia interna y del grado de aceptación de la premisa en que se apoya. Un argumento es consistente cuando está bien construido y sirve para defender la tesis.
En el siguiente enunciado, por ejemplo, se emplea un argumento consistente:
Fumar es perjudicial para la salud porque el tabaco origina muchas enfermedades.
No sería consistente, sin embargo, el argumento que se esgrime en este otro enunciado:
Fumar es perjudicial para la salud porque mi primo sufrió un accidente cuando iba fumando.
Estructura del texto argumentativo
Por lo común, el texto argumentativo se atiene a una estructura en la que es posible distinguir cuatro partes:
Introducción. Tiene por objeto ganarse la confianza del destinatario y presentar el asunto del que se va a hablar. El siguiente ejemplo pertenece a la introducción de un discurso de Martin Luther King en favor de la igualdad de las personas con independencia de su raza:
Estoy orgulloso de reunirme con ustedes este día, que será, ante la Historia, la mayor manifestación por la libertad habida en nuestro país.
Tesis: Es la opinión o proposición del autor. Por ejemplo: La tesis enunciada en su discurso por Luther King se puede resumir así:
Estados Unidos ha incumplido hasta ahora el compromiso contraído con los ciudadanos de color y ha llegado el momento de que se haga justicia.
Cuerpo argumentativo. Constituye la parte esencial del texto. En él se aducen l
Por ejemplo:
En el discurso al que hacemos referencia, el cuerpo argumentativo se inició con el enunciado que se cita a continuación:
No habrá descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que al negro se le garanticen sus derechos de ciudadanía.
Conclusión. Es un resumen de las ideas ya enunciadas.En ésta se suele reforzar la tesis y a veces se invita a los destinatarios a actuar en un determinado sentido.
En el discurso de Luther King la conclusión comienza con el siguiente texto:
Entonces, resuene la libertad desde la cima de los montes prodigiosos de New Hampshire; resuene la libertad desde las poderosas montañas de Nueva York; resuene la libertad desde las alturas de Pensilvania, desde las rocas nevadas de Colorado, desde las sinuosas pendientes de California.
Los recursos de la argumentación
En los textos argumentativos se emplean con frecuencia algunos recursos peculiares:
Los conectores de carácter causal (dado que, pues, por tanto...), que permiten vincular los argumentos con la tesis. Ejemplo:
La democracia constituye el mejor de los sistemas políticos, dado que permite una mayor participación de los ciudadanos.
Los ejemplos o analogías, que dan fuerza a las ideas y pueden constituir por sí mismos un argumento, por ejemplo:
El lugar social que ocupa hoy la mujer no ha tenido parangón en el pasado.
Las fórmulas para implicar al receptor, que a veces se manifiestan en el uso de verbos en primera persona del plural (Todos sabemos que...) o en segunda persona (Debéis manifestar vuestras ideas...).
La argumentación y la contra-argumentación
La tesis es una opinión que se sustenta sobre unos argumentos; y, como es natural, puede haber personas que no compartan esa opinión o alguno de esos argumentos. Esa situación da origen a réplicas en las que una o varias personas intentan rebatir la tesis que otra persona mantiene o los argumentos aportados para defenderla.
Los mecanismos más frecuentes para refutar un argumento consisten en mostrar la falta de validez o de consistencia de ese argumento, o en oponerle un argumento que tenga un peso mayor.
Los mecanismos de la contra-argumentación
Entre los procedimientos que se emplean para contrarrestar los argumentos contrarios se cuentan los siguientes:
Mostrar los errores de carácter lógico del argumento contrario:
Eso no es un argumento; es una expresión de fe.
Hacer concesiones parciales para refutar luego los puntos esenciales. Ejemplo:
Maddox hace un trabajo excelente al revisar en su nuevo libro algunas de las grandes incógnitas que todavía quedan. Pero John no se plantea nunca seriamente la posibilidad de que no haya respuesta para algunas de esas preguntas.
Reducir al absurdo el argumento contrario, situándolo en un contexto en el que resulte claramente ineficaz o ridículo.
Entonces, según su opinión, ¿una gestión incontrolada de los residuos tóxicos sería realmente beneficiosa para el entorno?
La argumentación tiene una gran importancia en la vida social; a ella acudimos continuamente para justificar nuestro comportamiento o influir en el de los demás.
Veamos un ejemplo de argumentación:
La violencia es una conducta aprendida y nuestra cultura es una eficiente maestra. Un dato espeluznante: en más del 15 % de los vídeos musicales dirigidos a niños y adolescentes aparecen imágenes de niños armados.
Las escenas violentas que el niño ve por televisión «legitiman» la violencia del entorno.
José Antonio Marina
Elementos comunicativos de la argumentación
La argumentación se produce en una situación de comunicación peculiar, en la que hay que tener en cuenta tres elementos: el emisor, el destinatario y el modo de comunicación.
El emisor es la persona que lleva a cabo la argumentación. En ocasiones, el emisor permanece en el anonimato; es lo que ocurre, por ejemplo, en la mayoría de los anuncios publicitarios. La naturaleza del emisor, su prestigio o su descrédito, es un factor que añade o resta fuerza a la argumentación. El emisor se debe expresar de manera sencilla, ordenada y adaptada a las circunstancias en que se encuentra. El emisor tiene que exponer sus argumentos basándose en su experiencia personal y en la opinión de especialistas, intentando ser siempre objetivo.
El destinatario es la persona o grupo de personas a las que va dirigida la argumentación. El destinatario puede ser individual o colectivo, concreto (una persona conocida por el emisor) o genérico (un conjunto potencial de receptores a los que el emisor no conoce).
El modo de comunicación afecta a cuestiones como el carácter público o privado de la argumentación, la presencia o ausencia física del destinatario, la posibilidad de réplica por parte de este, etc.
La argumentación será eficaz en la medida en que el emisor consiga que el destinatario adopte el punto de vista defendido o bien modifique su comportamiento en el sentido deseado. Para ello, el emisor habrá de tener en cuenta tanto las características del destinatario como los factores relacionados con el modo de comunicación.
Los argumentos
La opinión que se sustenta recibe el nombre de tesis y las razones que se alegan en su defensa se denominan argumentos.
Para que la argumentación resulte eficaz, el emisor debe tener presentes las características y creencias de las personas a las que se dirige; solo así podrá conocer a qué argumentos son más sensibles. Además, estos deben estar relacionados con la tesis o proposición, de tal modo, que la aceptación de los argumentos conduzca a una aceptación de la tesis.
En las argumentaciones es frecuente que el emisor se manifieste en su propio texto (mediante el uso de la primera persona, por ejemplo) y que se refiera directamente al destinatario con el fin de implicarle en el discurso.
No obstante, a veces el emisor prefiere dar a su argumentación una apariencia de objetividad y construye su texto en tercera persona.
Los argumentos se apoyan en unos valores, creencias o premisas que se suponen que son aceptados por la mayor parte de los miembros de la comunidad. Tales premisas compartidas reciben el nombre de tópicos y permiten clasificar los argumentos de acuerdo con su contenido.
Entre los argumentos basados en tópicos, se encuentran los siguientes:
El argumento de la mayoría se basa en el tópico de la cantidad («Lo mayor o más numeroso es preferible a lo menor o menos numeroso»). Por ejemplo: La película ha tenido más de dos millones de espectadores, así que debe de ser muy buena.
El argumento de utilidad se basa en el tópico de lo útil («Lo útil es preferible a lo que no lo es»). Por ejemplo: Ayudar a los pueblos de África nos beneficiará a todos.
El argumento ético se basa en el tópico de la moralidad («Lo moral es preferible a lo inmoral»). Por ejemplo: Señores miembros y responsables de Europa, es a su solidaridad y a su bondad a las que gritamos por el socorro de nuestro pueblo.
El argumento hedonista se basa en el tópico del placer («Lo placentero es preferible a lo desagradable»). Por ejemplo: Playa Palmeras: el paraíso en la Tierra.
No todos los argumentos tienen el mismo poder de convicción. La fuerza persuasiva de un argumento depende de su consistencia interna y del grado de aceptación de la premisa en que se apoya. Un argumento es consistente cuando está bien construido y sirve para defender la tesis.
En el siguiente enunciado, por ejemplo, se emplea un argumento consistente:
Fumar es perjudicial para la salud porque el tabaco origina muchas enfermedades.
No sería consistente, sin embargo, el argumento que se esgrime en este otro enunciado:
Fumar es perjudicial para la salud porque mi primo sufrió un accidente cuando iba fumando.
Estructura del texto argumentativo
Por lo común, el texto argumentativo se atiene a una estructura en la que es posible distinguir cuatro partes:
Introducción. Tiene por objeto ganarse la confianza del destinatario y presentar el asunto del que se va a hablar. El siguiente ejemplo pertenece a la introducción de un discurso de Martin Luther King en favor de la igualdad de las personas con independencia de su raza:
Estoy orgulloso de reunirme con ustedes este día, que será, ante la Historia, la mayor manifestación por la libertad habida en nuestro país.
Tesis: Es la opinión o proposición del autor. Por ejemplo: La tesis enunciada en su discurso por Luther King se puede resumir así:
Estados Unidos ha incumplido hasta ahora el compromiso contraído con los ciudadanos de color y ha llegado el momento de que se haga justicia.
Cuerpo argumentativo. Constituye la parte esencial del texto. En él se aducen l
Por ejemplo:
En el discurso al que hacemos referencia, el cuerpo argumentativo se inició con el enunciado que se cita a continuación:
No habrá descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que al negro se le garanticen sus derechos de ciudadanía.
Conclusión. Es un resumen de las ideas ya enunciadas.En ésta se suele reforzar la tesis y a veces se invita a los destinatarios a actuar en un determinado sentido.
En el discurso de Luther King la conclusión comienza con el siguiente texto:
Entonces, resuene la libertad desde la cima de los montes prodigiosos de New Hampshire; resuene la libertad desde las poderosas montañas de Nueva York; resuene la libertad desde las alturas de Pensilvania, desde las rocas nevadas de Colorado, desde las sinuosas pendientes de California.
Los recursos de la argumentación
En los textos argumentativos se emplean con frecuencia algunos recursos peculiares:
Los conectores de carácter causal (dado que, pues, por tanto...), que permiten vincular los argumentos con la tesis. Ejemplo:
La democracia constituye el mejor de los sistemas políticos, dado que permite una mayor participación de los ciudadanos.
Los ejemplos o analogías, que dan fuerza a las ideas y pueden constituir por sí mismos un argumento, por ejemplo:
El lugar social que ocupa hoy la mujer no ha tenido parangón en el pasado.
Las fórmulas para implicar al receptor, que a veces se manifiestan en el uso de verbos en primera persona del plural (Todos sabemos que...) o en segunda persona (Debéis manifestar vuestras ideas...).
La argumentación y la contra-argumentación
La tesis es una opinión que se sustenta sobre unos argumentos; y, como es natural, puede haber personas que no compartan esa opinión o alguno de esos argumentos. Esa situación da origen a réplicas en las que una o varias personas intentan rebatir la tesis que otra persona mantiene o los argumentos aportados para defenderla.
Los mecanismos más frecuentes para refutar un argumento consisten en mostrar la falta de validez o de consistencia de ese argumento, o en oponerle un argumento que tenga un peso mayor.
Los mecanismos de la contra-argumentación
Entre los procedimientos que se emplean para contrarrestar los argumentos contrarios se cuentan los siguientes:
Mostrar los errores de carácter lógico del argumento contrario:
Eso no es un argumento; es una expresión de fe.
Hacer concesiones parciales para refutar luego los puntos esenciales. Ejemplo:
Maddox hace un trabajo excelente al revisar en su nuevo libro algunas de las grandes incógnitas que todavía quedan. Pero John no se plantea nunca seriamente la posibilidad de que no haya respuesta para algunas de esas preguntas.
Reducir al absurdo el argumento contrario, situándolo en un contexto en el que resulte claramente ineficaz o ridículo.
Entonces, según su opinión, ¿una gestión incontrolada de los residuos tóxicos sería realmente beneficiosa para el entorno?
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